De todas las etapas de la vida, la infancia es probablemente una de las más importantes en nuestro desarrollo, y de donde siempre tenemos recuerdos memorables que llevamos en el corazón.
Más allá de los juegos y la diversión, es una etapa donde aprendemos un sinfín de cosas, es el momento ideal en el cual comenzamos a comprender el valor del dinero, de dónde vienen las cosas, y sobre todo, que nuestras acciones siempre tienen consecuencias. De ahí que algunas de las lecciones más importantes tienen que ver con lo que es tuyo y cómo cuidarlo, incluyendo el bienestar de Tu Yo del Futuro®.
Te compartimos algunas de las frases más comunes que seguramente escuchaste en tu infancia, y cómo esto se derivó en una lección importante que hoy en día te ha llevado a tener una mejor relación con tus finanzas personales.
“Cuida tus cosas”
Algo tan sencillo en realidad se convirtió en un aprendizaje de ahorro muy importante: cuidar nuestras pertenencias es lo mejor que podemos hacer para evitar gastos innecesarios.
“¿Qué harás con tu dinero?”
Es común que en muchos lugares los niños y niñas reciban una cantidad de dinero de vez en cuando, y con esto tienen la oportunidad de que elijan qué harán con ese dinero. Aunque es normal que a esa edad lo gastaran, muchas personas han aprendido sobre el ahorro porque lo practicaron desde su infancia; recibían el ejemplo de guardar una cantidad para en un futuro poder destinarlo a un juguete o algo en particular que deseaban.
“El dinero no crece en los árboles”
Tarde o temprano todos descubrimos el valor de una moneda, o que para obtener algo tal vez haya que comprarlo, y que eso implica tener dinero. Gracias a eso, descubrimos que en muchas ocasiones es necesario esforzarse para obtener algo.
Cuando aprendemos el valor del dinero es más fácil entender que lo mejor es administrarlo. Sin duda está enseñanza desde la infancia nos ha permitido ver y hacer una gran diferencia en nuestro futuro.
“¿Qué quieres ser de grande?”
Desde que somos pequeños se nos motiva a imaginar y dibujar qué queremos ser de adultos y poder imaginar nuestra vida ideal. Gracias a estos ejercicios de visualización es que nos acostumbramos a crear escenarios futuros por los que nos gustaría trabajar y hacerlos realidad. Reconocer y seguir nuestros sueños nos ayuda a convertir eso también en metas por alcanzar.
“Todo esfuerzo tiene su recompensa”
Probablemente en algún momento de tu infancia te reconocieron por algo: una buena calificación, un premio, buena conducta, entre otros logros, y con eso vino algún regalo por parte de los adultos. Gracias a estas experiencias es que aprendemos sobre la importancia de perseverar y comprender que muchas veces los frutos de algo no resultan de un día para otro, pero que el esfuerzo lo vale.
Acciones que en apariencia son sencillas, como las anteriores, pueden hacer una gran diferencia en tu futuro y en el de quienes te rodean. No dudes en compartir con los más pequeños las lecciones que agradecerán en su futuro; con una mejor cultura financiera, es posible crear estos hábitos desde jóvenes y sacar todo el provecho posible de eso.
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